Eran unos diez hombres vestidos de uniforme y con armas en sus manos, acostados sobre el pasto esperaban la señal. Los acompañaba una noche tibia mas unos arbustos los protegían escondidos frente al edificio que estaba en la calle de al frente. Ese era el lugar…
Lo recorrían soldados, también llevaban armas, eran los enemigos de los escondidos quienes miraban para todos lados, hablando fuerte, gritando ordenes ya que presentían que pronto iban a luchar por el secreto que con furia guardaban tras esas murallas.
Entre los escondidos resaltaba un hombre rapado, vestía una camiseta blanca, pantalones de combates, el fuerte entre ellos. Por una razón extraña lo sentí cerca de mi e incluso pode escuchar lo que pensaba “tendré que entrar solo, si vamos todos nos descubrirán…el tesoro es importante, necesitamos salvarlo”. No pode imaginarme de que hablaba, pero presentí que era una locura, me asuste y él estaba decidido a entrar.
Ya en el interior del edificio empezó a buscar, estaba lleno de corredores infinitos atochados de soldados y hombres con delantales blancos. Parecían científicos y solo hablaban del agua, de la calidad de ésta y de la temperatura del lugar. Volví a escuchar el pensamiento de mi soldado, quien disfrazado con un delantal dijo: “tiene vida mi tesoro y necesita de el mar para vivir”. Así rápidamente miro el suelo estaba lleno de rendijas donde pasaban torrentes de agua. Siguió casi en silencio caminado por entre los pasillos, casi no respiraba y ya no llevaba armas solo su corazón. Paró en seco cuando encontró una puerta en el suelo con manija giratoria como las de submarino, la giro con mucho cuidado hasta que abrió, vio una escalera cubierta de agua y sin pensarlo bajo.
Entro a un corredor que para estar bajo el agua estaba bien iluminado, era estrecho ya que en ambos costados habían jaulas con peces vivos; él no tenía problema para respirar y nadaba tranquilo mirando cada pez a su pasar hasta que al fondo vio una luz fuerte, con calma bajo para llegar.
En otro lugar del edificio ya habían notado la presencia de él, se movilizaban rápido para poder detenerlo no querían que se llevara su botín.
La luz lo llevó hasta un pez dorado lo miro con cariño sabia que el tesoro había encontrado, justo en ese minuto se dio vuelto y me miro y me dijo: “acá está, ya está seguro lo llevare y cuidaremos de él…”. Sí, me hablo a mí, yo había estado todo el tiempo con él y ahí me encontraba nadando junto a él, no supe que decir solo sonreí y lo bese.
Escuchamos como se habría una compuerta y el nivel de agua empezó a bajar bruscamente, nos habían encontrado teníamos que arrancar. Lo mire a sus ojos y le devolví el pez a sus manos, no dije nada, él tampoco, no era necesario. Vi como nado alejándose de mí.
Los hombres se acercaban, venían enfurecidos y podía escuchar sus armas, ahí supe que venía a quitarnos lo que era nuestro y yo estaba dispuesta a entregar mi vida por el pez y por él.