
Este mes cumplí 5 años con 8 meses y ya mis dientes se empezaron a aflojar…
Flojos ellos que no quieren seguir masticando chocolates ni los ricos choclos con mantequilla donde solo necesitas agarrar a la coronta y plantar tus buenas paletas en ellos…
Pasaban los días y cada vez se me hacia más complicada la tarea de masticar con una paleta que parecía estar en la cuerda floja en vez de quedarse tranquila en mi encía.
Tratando de olvidar los problemas de mi boca empecé a correr tras mi cachorra en el patio de mi casa cuando de repente se cruzo un juguete y para variar perdí la coordinación de mis grandes pies, herencia de la familia de mi padre, alemana, que no me deja en paz y me hacen perder el equilibrio y parecer un hipopótamo en clases de ballet… se que seré alta y envidiada en la madurez pero hasta el momento solo me han dejado recuerdos de estruendosas caídas en el pasillo, la pieza, el baño, el living, en clases, en el patio y muchos otros lugares más y esta vez no fue la excepción, perdí el control y caí de un golpe al suelo y en el momento que mi pera tocaba el pasto ¡suacate! se salió de mi boca mi primera paleta…a la muy desgraciada la pille justo arrancando entre las plantas, la agarre entre mis manos y corrí hasta los brazos de mi mamá. Ella miro mi cara y entre que grito y rio dijo: ¡que mona te ves sin un diente!
Yo con lagrimas en los ojos le mostré con aprensión mi ex diente que aún se resistía a quedarse en mis manos tratando de resbalar por entre mis dedos ¡oh! ese era mi diente…Con dulzura lo tomo y me empezó a contar una historia de un ¡ratón! No podía creer lo que mis oídos estaba escuchando, además de tener que soportar cada afloje de mis dientes, ahora más encima, tenía que esperar dormida con el diente bajo mi almohada a que un ratón viniera sigiloso por la noche para que lo sacara y lo cambiara por una moneda. ¡Como eso podría ser normal! Un Raton!!
Aún choqueada por la pérdida de mi primer diente y la historia del ratón no dije nada… solo la mire incrédula y sonreí, pero la verdad es que …¡tenia terror!.
Por la tarde me llevaron a casa de mi abuela a dormir la siesta, es mi compañera perfecta, regaloneamos en su cama King y me deja tener el control de la tele.
Cuando vio mi cara de vieja sin dientes se sonrío y me felicito diciendo: ¡Oh mi muñeca está creciendo! Mientras que para mí pensaba: ¿Cómo que creciendo? ¡Si me estoy cayendo a pedazos!
Estando ya en confianza, solas las dos, logre confesar mi temor y dije: abue no entiendo porque tiene que venir un ratón hasta mi pieza para que me deje dinero por mi diente ; ¡Al carajo con el dinero! prefiero dormir tranquila a tener que estar pendiente de un ratón y más aun de que se me caiga otro diente… Mis ojos reflejaban miedo y cuando termine mi confesión mi abuela se estremeció, su cabeza cayó a su espalda y empezó a reír, reía a carcajadas dando me besos por todas partes. ¿Qué parte de mi problema no entendió?
Fue así como entendí que estaba creciendo, que hay cosas que no existen, como ese famoso ratón que cambia plata por dientes, solo una linda historia que cuentan los adultos para crear nuestro mundo de ensoñación. Y ahora me pregunto ¿Cuántos más de estos personajes de cuentos de hadas solo existen para alimentar mis miedos y mi imaginación?
Trata de acercarte conejo, ya pronto nos encontraremos en Pascua de resurrección.
Y a vos, viejo de pascua, te tengo en la mira, guatón comilón.